martes, 16 de abril de 2019


LA PERSONALIDAD







¿Qué es la personalidad?
Cuando los psicólogos hablan de personalidad, se refieren a un concepto dinámico que describe el crecimiento y el desarrollo de todo el sistema psicológico de un ser humano.
La definición que se utiliza con más frecuencia para la personalidad la dio Gordon Allport hace casi 70 años. Señaló que la personalidad era “la organización dinámica, dentro del individuo, de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos al entorno”.
 Para nuestros fines, se debe pensar que la personalidad es la suma de las formas en que el individuo reacciona ante otros e interactúa con ellos. Es más frecuente que se describa en términos de los rasgos medibles que manifiesta una persona.

Medición de la personalidad
La razón más importante por la que los gerentes necesitan conocer la forma de medir la personalidad es que las investigaciones han descubierto que las pruebas de personalidad son útiles para tomar decisiones de contratación, así como para pronosticar quién es el mejor para ocupar cierto puesto de trabajo. El medio más común para medir la personalidad son los cuestionarios de autorreporte, en los cuales los sujetos se autoevalúan en una serie de reactivos como: “Me preocupo mucho por el futuro”. Aunque los cuestionarios de autorreporte funcionan bien si están construidos de manera adecuada, una de sus debilidades es que quien los responde puede mentir o tratar de impresionar al gerente, con la finalidad de dar una buena impresión. Cuando los individuos saben que sus puntuaciones de personalidad se utilizarán para tomar decisiones de contratación, se evalúan como más escrupulosos y emocionalmente estables en casi media desviación estándar, que cuando responden la prueba únicamente para conocerse más.3 Otro problema es la exactitud. Es probable que un candidato adecuado haya estado de mal humor al responder el cuestionario, y esto ofrecería calificaciones menos precisas.

Determinantes de la personalidad
Uno de los primeros debates de las investigaciones sobre la personalidad se cuestionaba si la personalidad de un individuo era resultado de la herencia o del ambiente. Parece que es el resultado de ambos. Sin embargo, tal vez a usted le sorprenda saber que las investigaciones apoyan más la importancia de la herencia que la del ambiente.

La herencia se refiere a aquellos factores determinados en el momento de la concepción. La estatura, el atractivo facial, el género, el temperamento, la composición muscular y los reflejos, el nivel de energía y los ritmos biológicos suelen considerarse características influidas totalmente o en gran parte por los padres, es decir, por su constitución biológica, fisiológica y psicológica. El enfoque de la herencia plantea que la explicación definitiva de la personalidad de un individuo es la estructura molecular de los genes, que se localiza en los cromosomas. Investigadores de muchos países han estudiado a miles de parejas de gemelos idénticos que fueron separados al nacer y se criaron alejados uno del otro. Si la herencia tuviera poco o nada que ver con la determinación de la personalidad, se esperaría que hubiera pocas semejanzas entre los gemelos separados. Sin embargo, los investigadores descubrieron que tenían mucho en común, y gran parte de la similitud en su conducta está asociada con factores genéticos.

Los primeros estudios sobre la estructura de la personalidad trataban de identificar y etiquetar las características perdurables que describen el comportamiento de un individuo como tímido, agresivo, sumiso, perezoso, ambicioso y leal. Cuando un individuo exhibe dichas características en muchas situaciones, se les denomina rasgos de personalidad. Cuanto más consistentes sean las características con el paso del tiempo, y se presenten con mayor frecuencia en diversas situaciones, más importante será ese rasgo para describir al individuo. Los primeros esfuerzos por identificar los rasgos principales que con frecuencia rigen el comportamiento dieron como resultado largas listas que eran difíciles de generalizar, y daban escasa orientación práctica a quienes tomaban decisiones organizacionales. Dos excepciones son el indicador de tipos de Myers-Briggs y el modelo de los cinco grandes, que son los marcos de referencia dominantes en la identificación y clasificación de los rasgos.

Robbins (2013)

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