LA
PERSONALIDAD
¿Qué es la personalidad?
Cuando los psicólogos hablan de
personalidad, se refieren a un concepto dinámico que describe el crecimiento y
el desarrollo de todo el sistema psicológico de un ser humano.
La definición que se utiliza con
más frecuencia para la personalidad la dio Gordon Allport hace casi 70 años.
Señaló que la personalidad era “la organización dinámica, dentro del individuo,
de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos al
entorno”.
Para nuestros fines, se debe pensar que la
personalidad es la suma de las formas en que el individuo reacciona ante otros
e interactúa con ellos. Es más frecuente que se describa en términos de los
rasgos medibles que manifiesta una persona.
Medición de la personalidad
La razón más importante por la
que los gerentes necesitan conocer la forma de medir la personalidad es que las
investigaciones han descubierto que las pruebas de personalidad son útiles para
tomar decisiones de contratación, así como para pronosticar quién es el mejor
para ocupar cierto puesto de trabajo. El medio más común para medir la
personalidad son los cuestionarios de autorreporte, en los cuales los sujetos
se autoevalúan en una serie de reactivos como: “Me preocupo mucho por el
futuro”. Aunque los cuestionarios de autorreporte funcionan bien si están
construidos de manera adecuada, una de sus debilidades es que quien los
responde puede mentir o tratar de impresionar al gerente, con la finalidad de
dar una buena impresión. Cuando los individuos saben que sus puntuaciones de
personalidad se utilizarán para tomar decisiones de contratación, se evalúan
como más escrupulosos y emocionalmente estables en casi media desviación
estándar, que cuando responden la prueba únicamente para conocerse más.3 Otro
problema es la exactitud. Es probable que un candidato adecuado haya estado de
mal humor al responder el cuestionario, y esto ofrecería calificaciones menos
precisas.
Determinantes de la personalidad
Uno de los primeros debates de
las investigaciones sobre la personalidad se cuestionaba si la personalidad de
un individuo era resultado de la herencia o del ambiente. Parece que es el
resultado de ambos. Sin embargo, tal vez a usted le sorprenda saber que las
investigaciones apoyan más la importancia de la herencia que la del ambiente.
La herencia se refiere a aquellos factores determinados en el
momento de la concepción. La estatura, el atractivo facial, el género, el
temperamento, la composición muscular y los reflejos, el nivel de energía y los
ritmos biológicos suelen considerarse características influidas totalmente o en
gran parte por los padres, es decir, por su constitución biológica, fisiológica
y psicológica. El enfoque de la herencia plantea que la explicación definitiva
de la personalidad de un individuo es la estructura molecular de los genes, que
se localiza en los cromosomas. Investigadores de muchos países han estudiado a
miles de parejas de gemelos idénticos que fueron separados al nacer y se
criaron alejados uno del otro. Si la herencia tuviera poco o nada que ver con
la determinación de la personalidad, se esperaría que hubiera pocas semejanzas
entre los gemelos separados. Sin embargo, los investigadores descubrieron que
tenían mucho en común, y gran parte de la similitud en su conducta está
asociada con factores genéticos.
Los primeros estudios sobre la
estructura de la personalidad trataban de identificar y etiquetar las
características perdurables que describen el comportamiento de un individuo
como tímido, agresivo, sumiso, perezoso, ambicioso y leal. Cuando un individuo
exhibe dichas características en muchas situaciones, se les denomina rasgos de
personalidad. Cuanto más consistentes sean las características con el paso del
tiempo, y se presenten con mayor frecuencia en diversas situaciones, más
importante será ese rasgo para describir al individuo. Los primeros esfuerzos
por identificar los rasgos principales que con frecuencia rigen el comportamiento
dieron como resultado largas listas que eran difíciles de generalizar, y daban
escasa orientación práctica a quienes tomaban decisiones organizacionales. Dos
excepciones son el indicador de tipos de Myers-Briggs y el modelo de los cinco
grandes, que son los marcos de referencia dominantes en la identificación y
clasificación de los rasgos.
Robbins (2013)
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